martes, 10 de noviembre de 2009

Mi otro yo

Ramón es un joven que nació en Alicante, hace 22 años. Desde la infancia, mostró habilidades que eran extraordinarias para su edad. Sus padres sabían que tenía un don que lo hacía diferente a los demás niños. Y, en efecto, con sólo cuatro años de edad, fue diagnosticado como superdotado. Sus altas capacidades le reportaron infinidad de éxitos académicos. Tanto es así, que con sólo 15 años de edad, fue admitido en una notoria Universidad de Bruselas. Se trasladó a esta ciudad con su familia y comenzó a estudiar Medicina.
En este momento, Ramón tiene 22 años y es un prestigioso neurólogo de un hospital bruselense de renombre. Por las mañanas, desempeña su labor en el hospital, mientras que en su tiempo libre, se dedica a realizar investigaciones en su laboratorio. Desde hace unos meses, está involucrado en una importante investigación que versa sobre los efectos terapéuticos que la energía electromagnética puede tener en el tratamiento de ciertas afecciones neurológicas. El sujeto de experimentación sobre el que está centrando sus investigaciones es un conejo que padece una extraña enfermedad que afecta al sistema nervioso. El experimento de Ramón se basa en aplicar radiaciones electromagnéticas en pequeñas dosis sobre el conejo todos los días y observar las mejorías que se producen.
Hace unas semanas, en un día como otro cualquiera, Ramón estaba realizando sus tareas cotidianas en el laboratorio. De repente, apreció que había una fuga en el aparato que irradiaba la energía electromagnética. Pero, cuando quiso hacer algo para retener la radiación incontrolada de energía, ya era demasiado tarde. La fuga era demasiado grande y desencadenó una fuerte explosión. El edificio que contenía el laboratorio voló por los aires y Ramón quedó enterrado entre las ruinas. Por suerte, pudo ser rescatado, pero desgraciadamente quedó en estado de coma.
Permaneció ingresado en el hospital, en coma, durante 2 semanas y media. Cuando despertó estaba desorientado y no tenía ni la más mínima idea de donde se encontraba. Sólo podía ver un jarrón sobre una mesita, en cuyo interior descansaba una hermosa camelia blanca. De pronto, escuchó una tierna voz que le resultó muy familiar. Era su madre que, emocionada, sólo balbuceaba palabras sueltas sin sentido. Tras unos minutos de incredulidad, los padres de Ramón y su médico le explicaron todo lo acontecido, y él comenzó a recordar todo lo que había pasado.
Ramón permaneció unos días en observación, y su médico, sorprendido ante la ausencia de secuelas tras el accidente, le dio el alta.
Ahora, Ramón ha retomado la vida que llevaba antes del accidente. Pero no es el mismo de antes. Sabe que el accidente sí que ha tenido una importante secuela que sólo él conoce. Tras la exposición a las grandes cantidades de electromagnetismo, ahora posee un poder extraordinario: es capaz de ver el futuro a través de flashes que le muestran sucesos que están por pasar. Ramón sabe que experimenta viajes momentáneos en el tiempo, pero este es un secreto que no se atreve a confesar a nadie.



Datos para la creación del personaje:
- Número: 22
- Profesión: Médico
- Lugar: Bruselas
- Planta: Camelia
- Animal: Conejo

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