jueves, 26 de noviembre de 2009

Ancha y ajena es América Latina: sobre la literatura infantil en América Latina

Hace poco me inspiró la Biblioteca Encantada, encontré los cuentos escritos en quechua por niños de Perú. Estaban llenos de elementos de la naturaleza y creencias, miedos o costumbres ancestrales. Quise desarrollar mi exposición con aquellos cuentos pero me parecía muy atrevido y no aposté. En clase tampoco fui capaz de transmitir mis sensaciones al leer aquellos cuentos (¿este es el momento de decir que también estaban en español?), incluso olvidé en qué lengua estaban escritos! Me hubiera encantado deciros que eran, son fascinantes. Deberían incluirlos como fuentes para conocer la idiosincrasia de aquel país en cualquier libro de texto o guía de viajes (para los más osados; no contéis conmigo).
Toda esta introducción ha sido (no soy muy pródiga oralmente, aprovecho esta oportunidad) para explicar por qué he escogido este artículo. Lo he leído, lo he meditado y aquí está el resumen que espero me ayude a animaros a pinchar este enlace. Gracias por llegar hasta aquí.
Un saludo

Ancha y ajena es América Latina:
sobre la literatura infantil en América Latina

de Ana Garralón

Como el título nos adelanta, la autora pretende con este artículo mostrarnos una perspectiva de la literatura infantil de la América Latina.

Ya en el comienzo del primer apartado denuncia el desinterés de las editoriales españolas por hacer hueco a los autores latinoamericanos, a excepción de las ocasiones en que con un fin puramente lucrativo se han animado a hacerlo, tal y como ocurriera con la celebración del descubrimiento de América en 1992. Sin embargo ni siquiera en aquella ocasión tuvieron el éxito esperado. Según un autor mejicano las variedades del español son todavía miradas con recelo y sigue primando el español peninsular. A este hecho hay que sumarle que históricamente los latinos han profesado su admiración por lo extranjero y despreciado lo propio.

Sin embargo, compartir los rasgos generales de una lengua no significa compartir la misma identidad. La variedad de lenguas indígenas hace más evidente la imposibilidad de una identidad común y la mayor o menor presencia indígena determina la tasa de alfabetización en cada uno de los países hispanohablantes. Estas cuestiones ponen obstáculos para que la literatura infantil sea un creador de identidad latinoamericana. No obstante la difusión del libro infantil allende los mares es igualmente impulsada por las democracias preocupadas por la cultura, la salud y el bienestar. Argentina y Méjico cuentan con políticas comprometidas con estos fines y difunden una literatura gratuita que goza de variedad de tradiciones populares. Además, algunas editoriales sudamericanas rescatan las tradiciones orales haciendo de ello la propia identidad de la editorial. Éstas han hecho frente a las dificultades ideológicas y económicas que les han surgido, adaptando incluso, con la consiguiente pérdida de valor tradicional, sus contenidos para abrirse a otros mercados. Otras editoriales, algunas desaparecidas, han limitado su difusión al ámbito local. Las editoriales grandes son las verdaderas impulsoras en Latinoamérica de la literatura local y nacional, cultivan la línea de autor tanto latinoamericano como extranjero ofreciendo los más altos niveles de calidad. El formato web posibilita también la difusión de varias revistas infantiles pero no explotan las posibilidades de los multimedia.

La circulación del libro físico es dificultada por diferentes políticas culturales. Algunas, con el ánimo de favorecer la industria local, convierten los libros importados en productos inaccesibles. Estas luchas absurdas terminan abaratando la adquisición de libros de editoriales españolas que aprovechan para invadir con todo su material, muchas veces, en menoscabo de la calidad literaria.

Las editoriales se lanzan a estos mercados por todas las vías posibles (librerías, mass media) hasta que toman el control tanto de la producción propia como de la local. Este último sería un aspecto positivo si además de promover a los autores locales en sus países, les ofrecieran la posibilidad de ser distribuidos en todos los lugares de habla hispana, algo que por el momento no ha ocurrido.

En conclusión, señala la autora, ni en España ni en América latina se disfruta como debería, de la calidad y variedad que alberga la literatura infantil latinoamericana.

este es el artículo

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